Saturday, November 16

East Harlem Deserves Safe Streets Too!

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I live in East Harlem – a community surrounded by three bridges and a highway – which suffers the highest rates of asthma, diabetes and obesity in the city.
I love bicycling and I make it a point, whenever possible, to ride my bike – or at least walk to any destination. I especially enjoy bicycling in Central Park, on Randall’s Island, and all along Manhattan’s waterfront pathways.
But, it’s extremely difficult and often frightening to brave the streets of East Harlem when forced to deal with speeding cars, express buses, and delivery trucks barreling though the neighborhood – speeding through red lights with little regard for bicyclists or pedestrians.
I’m here today to ask the City not to renege on its promise to provide bike lines and much-needed pedestrian safety improvements in East Harlem.
City officials came up to our neighborhood last spring and presented a wonderful plan to improve our walkways and streets with a much-needed bike lane on Second Avenue and other safety improvements that would have benefited so many seniors, students, and physically challenged local residents.
When the plan was suddenly cut short, the City never bothered to tell us why. We had to learn about the decision to exclude our community by reading about it in a newspaper. There has been no effort to meet with local residents or explain their decision to end improvements at 34th Street.
I’d like to know why East Harlem is again being neglected.
Is it too much to ask for a simple painted bike lane on Second Avenue? Or, at least some repairs to the unprotected and horribly pot-marked bike “lane” that we do have on First Avenue?
Why do all these wonderful improvements have to begin from the inside out? Most midtown traffic flows in from Upper Manhattan and that’s where these borough improvements should begin.
We deserve safe streets too.
Statement by Marina Ortiz at City Hall Press Conference convened by Transportation Alternatives, Wednesday, November 10, 2010.


El Barrio también merece calles seguras
Marina Ortiz / Reside en El Barrio
El Diario-La Prensa, 13 Noviembre, 2010
Yo vivo en El Barrio —una comunidad rodeada por tres puentes y una carretera y que padece de las tasas más altas de asma, diabetes y obesidad en toda la ciudad.
Me encanta montar en bicicleta y me acostumbro a hacerlo siempre que pueda, o por lo menos caminar a cualquier destino. Me gusta especialmente montar en bicicleta por el Parque Central, por la Isla Randall y por todos los senderos del malecón de Manhattan.
Sin embargo es extremadamente difícil y muchas veces da miedo, salir a las calles de El Barrio cuando una se ve obligada a lidiar con carros que andan a toda velocidad, buses de línea rápida y camionetas de reparto que andan volando por el vecindario, pasando semáforos en rojo sin importarles los ciclistas ni los peatones.
Yo pido a la ciudad que no se olvide de su promesa de proveer carriles para bicicletas, además de las tan necesitadas mejoras de seguridad para peatones en El Barrio.
Funcionarios de Nueva York vinieron a nuestro barrio la primavera pasada y nos presentaron un plan maravilloso para mejorar las aceras y calles con un carril para bicicletas, que es muy necesitado en la 2ª Avenida y otras mejoras que habrían beneficiado a muchos estudiantes y residentes discapacitados.
Cuando el plan fue cancelado de repente, la ciudad nunca se dio el gusto de decirnos por qué. Tuvimos que enterarnos de la decisión de excluir nuestra comunidad a través de la prensa. No ha habido ningún esfuerzo para reunirse con residentes del barrio ni explicar la decisión de dejar los mejores en la calle 34.
Pero a mi me gustaría saber por qué, otra vez, se desatiende a El Barrio. ¿Será que es mucho pedir que se pinte un simple carril para bicicletas en la 2ª Avenida? ¿O que por lo menos se arregle el “carril” para bicicletas desprotegido y horriblemente lleno de huecos que sí tenemos en la 1ª Avenida?
¿Por qué todas estas mejoras maravillosas tendrán que comenzar de adentro para afuera? La mayoría del tránsito fluye hacia adentro desde el Alto Manhattan y es allí donde esas mejoras deben comenzar.
Nosotros merecemos calles seguras también.

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